Repasamos la política vitivinícola europea, el impacto de la reforma de la OCM de 2008 y la dirección que tomarán los Programas de Apoyo en el quinquenio que finaliza en 2018. Abandonan proteccionismo y van por las porciones de mercado perdidas.
La reforma de la Organización Común de Mercados (OCM) Vitivinícola de 2008 en la Unión Europea supuso un cambio radical de reglas de juego para este grupo de países, con el consiguiente impacto en todo el mundo del vino. Ha transcurrido ya el primer quinquenio para el cual se formuló el primer Programa de Apoyo, y los países del norte se encuentran abocados a la tarea de formular su estrategia de apoyo para el periodo 2013-2018.
En el presente informe ofrecemos un repaso por la política vitivinícola europea, el impacto de la reforma de la OCM en los primeros 5 años y la dirección de los Programas de Apoyo para el siguiente quinquenio.
La Unión Europea es el principal elaborador de vino del mundo: en sus 3,5 millones de hectáreas de viñedo produjo durante la campaña vitícola 2007/08 aproximadamente 160 millones de Hl, alrededor del 60% de la producción mundial. Se calcula que la producción vitivinícola representa aproximadamente el 5% de la producción agrícola de la Unión. Francia, España e Italia son los principales países productores de vino.
La Organización Común del Mercado (OCM) del vino fue creada en 1962, en el marco de la PAC (Política Agrícola Común), con el objetivo de regular el mercado de manera de lograr controlar la producción y el comercio de acuerdo con los principios básicos de la PAC (la unidad del mercado, la preferencia comunitaria y la solidaridad financiera). El objetivo último de la política de mercados es orientar la producción agrícola y estabilizar los mercados. Durante la mayor parte de su existencia, estas regulaciones consistieron en mecanismos de subsidios (o ayudas como se le llaman en España) a los productores vitícolas de manera de compensar los bajos precios que imperaban en un mercado largamente excedentario. Sin embargo, este tipo de medidas sólo contribuyó a acrecentar los excedentes vinícolas y a requerir cada vez más fondos extraordinarios para conseguir mantener en la actividad a sus actores.
Con la reforma de la PAC del año 2003 la Unión Europea comenzó a cambiar la estructura histórica asistencialista y proteccionista que rodeaba al agro, al desacoplar las ayudas del volumen de producción, y transformarlas en pagos únicos por hectárea. De esta manera se pretendió desalentar los grandes volúmenes de producción en mercados excedentarios, al mismo tiempo que se mantenía la rentabilidad de los productores para que no fueran expulsados del sector.
En 2008 se aprobó la última reforma a la OCM del vino, la cual pretendió ser un cambio revolucionario que terminara definitivamente con los excedentes estructurales de vinos, con los precios artificialmente altos que desalentaban la competencia y con los estímulos a mantener esta situación (por ejemplo los subsidios para destilaciones de crisis, destilaciones de alcohol de uso de boca, subsidios a las exportaciones, etc.). De esta manera se pretendió darle una flexibilidad al mercado que permitiera a la oferta adaptarse mejor a la demanda.
Entre las principales reformas se destacaba la masiva erradicación de viñedos, mediante un incremento en el subsidio por erradicación definitiva, que tornó altamente atractiva la propuesta. En un principio se estimó que era necesario arrancar 400.000 hectáreas de viñedo para eliminar el excedente estructural de 18,5 millones de Hl, pero en la versión final se aceptó complementar el arranque de 175.000 Ha con otras medidas para reducir la oferta. Según el análisis ex post de esta medida, se considera que ha sido poco satisfactoria, ya que si bien el arranque fue exitoso, no lo fueron el resto de las acciones, por lo que la oferta sólo se redujo 5%, lo que equivale a 10,2 millones de Hl.
En la campaña 2010/11, la producción vitivinícola total de la UE disminuyó, aunque no en los países que habían arrancado la mayor superficie durante las dos primeras campañas (España: 68.447 Ha; Italia: 20.532 Ha, y Francia: 16.674 Ha). Es posible que una parte de la reducción de la capacidad productiva quede contrarrestada por el aumento del rendimiento en determinadas regiones.
Fuerte inversión en promoción en mercados extra UE
Otra de las grandes medidas que incluyó la reforma del 2008 fue la designación de un apabullante presupuesto de 768 millones de euros para promocionar los vinos europeos en terceros países (fondos que Francia, España e Italia se llevaron en casi el 90%), distribuidos en 5 años (de 2009 a 2013). Esta dotación de fondos se distribuye según decisión de cada país miembro, y en este periodo los montos han ido aumentando en forma continua.
Estados Unidos es el mercado más elegido a la hora de dirigir estas acciones de promoción. De los 9 países europeos que adoptaron esta medida, 8 lo han elegido como mercado foco principal. Y si bien el 22% de las acciones se han realizado en Estados Unidos, el 75% se localizaron en 7 países, agregándose China - Hong Kong, Japón, México, Canadá, Rusia y Suiza.
El análisis de impacto de esta medida de promoción en su primer quinquenio parece haber sido exitosa, ya que ha ayudado a consolidar la presencia de empresas en los mercados tradicionales de exportación como EEUU y ha permitido acceder a nuevos mercados a través de los estudios de mercado.
Eliminación de medidas de control de oferta
El resto de medidas adoptadas por la reforma de la OCM están relacionadas a la eliminación de mecanismos mediante los cuales se pretendía regular la oferta: destilaciones de crisis, destilaciones de alcohol para uso de boca, liberalización de los derechos de plantación para 2018, ayudas al enriquecimiento con mosto, reintegro a las exportaciones.
Algunas de estas medidas quedaron definitivamente eliminadas en 2012: destilaciones de crisis (las cuales pueden de igual manera ser subsidiadas por los propios países, sólo que no se podrán usar fondos comunitarios para ello); subsidios al enriquecimiento con mosto, medida que quedó en cierta forma inconclusa ya que se pretendía que fuera acompañada por la prohibición de la adición de sacarosa (chaptalización) lo cual no terminó sucediendo; reintegro a las exportaciones.
Con respecto a la destilación de vino en alcohol para uso de boca, se trata de ayudas que se otorgan cuando se retira vino para ser destilado en alcohol que luego puede utilizarse en bebidas como Oporto o aguardiente. En un primer momento se consideró necesario suprimir esta medida ya que desalienta la menor producción de vino al proveer una salida comercial interesante, y por el contrario alienta la elaboración de vinos de baja calidad para ser destilados. Finalmente, se decidió mantener el régimen durante un período transitorio limitado de cuatro años, aunque en forma de ayuda por hectárea (independiente del volumen de vino destilado) pagadera a los viticultores cuya producción se destinara a destilados de vino. Si bien esta decisión tiene un efecto positivo a corto plazo en el equilibrio del mercado vitivinícola, no remedia los efectos perjudiciales del régimen.
Por último, un tema candente en el proceso de reforma fue la posibilidad de liberar los derechos de plantaciones, considerando que la oferta estaba en condiciones de adaptarse a la demanda, al no existir estímulos artificiales a entrar en la actividad, es decir, sólo plantaría quien creyera que su cultivo sería rentable. Sin embargo no se dieron las condiciones para llegar a un acuerdo, y se decidió prorrogar los derechos de plantación hasta 2018.
Próximo quinquenio (2013 - 2018)
En este momento los países pertenecientes a la UE están en proceso de acordar sus Programas de Apoyo para el próximo quinquenio (2013 - 2018). Esta situación viene matizada por una nueva reforma de la Política Agrícola Común (PAC) recientemente aprobada, en la cual se introdujeron las siguientes modificaciones en lo que respecta al vino: los derechos de plantación se extienden hasta 2020, tras lo cual sigue un sistema similar al actual, sin plazo de finalización; un nuevo sistema de limitación de la producción basado en autorizaciones, que estará vigente hasta el año 2030; y se amplía la posibilidad de usar los fondos de promoción no sólo a terceros países sino a países intra UE.
El Programa de Apoyo quinquenal aprobado por España ha elegido, entre las opciones disponibles para fondear, las siguientes:
- Restructuración y reconversión de viñedos: Este programa se limita a ayuda para reconversión varietal, reimplantación, mejoras en técnicas de gestión dl viñedo; es por 5 años y tienen preferencia los grupos asociativos.
- Promoción en terceros países: España mantiene la posibilidad abierta sólo a países extra UE.
- Inversiones: este concepto es nuevo con respecto al Programa de Apoyo anterior, y consiste en conceder una ayuda a las inversiones tangibles o intangibles en las instalaciones de tratamiento, la infraestructura vinícola y la comercialización del vino referidos a: la producción o comercialización de vinos y mostos, y al desarrollo de nuevos productos, procedimientos y tecnologías relacionados con los productos mencionados.
- Ayuda a la destilación de subproductos: se trata de la retirada obligatoria de orujos y lías de vinos y su destino a destilación.
Por su parte Francia aprobó su propuesta de Programa de Ayuda 2014-2018 a fines del año pasado, y las medidas elegidas son similares a las españolas:
- Restructuración y reconversión de viñedos: el principal cambio es el reparto entre los beneficiarios individuales o asociativos. Francia quiere promover iniciativas colectivas mediante la concesión de un 75% del presupuesto, frente al 40% anterior.
- Promoción en terceros países
- Inversiones
- Ayuda a la destilación de subproductos
En Italia, las medidas elegidas han sido:
- Promoción en terceros países
- Inversiones
- Restructuración y reconversión del viñedo
- Vendimia en verde: que se trata de ayudas para propiciar el raleo de racimos.
La mira puesta en la recuperación de mercados
En conclusión, la Unión Europea se mantiene firme en el camino elegido al reformar la OCM en 2008, se ha deshecho de medidas proteccionistas ineficaces como los subsidios a destilaciones de crisis y de alcohol para uso de boca entre otras, y ha apostado a recuperar posiciones en grandes mercados extra UE que rompan con la dependencia que hoy tienen en sus mercados locales.
Existen fuertes debates y cuestionamientos internos con respecto a la eficiencia con que esto se lleve a cabo, ya que los montos erogados son muy altos. Y no se avizoran nuevos cambios drásticos en el mediano plazo, ya que el tema que quedaba pendiente, derechos de plantaciones, ha sido solucionado mediante la decisión de conservarlos por un periodo indeterminado.
Cabe acotar que uno de los aspectos centrales de la reciente reforma de la PAC es la puesta en valor de aspectos ecológicos de los productos, pero que el vino ha quedado eximido de los nuevos requisitos.
Elaboración propia en base a las siguientes fuentes: Parlamento Europeo, Tribunal de Cuentas Europeo, Magrama, France Agrimer, Gazetta Ufficialle della Republica Italiana y artículos periodísticos varios.