La producción de uvas y vinos en el mundo es una actividad agrícola intensiva de alta demanda de mano de obra y de múltiples intervenciones a lo largo del ciclo anual del cultivo, principalmente las podas, desbrotes y/deshojes, manejo del suelo, fertilizaciones y manejo de plagas y enfermedades, defensa contra heladas, cosecha. Además, la vigilancia meteorológica y las nociones de clima se han hecho presente en los productores, elaboradores y consumidores de los productos de la vitivinicultura en contexto de cambio climático, fenómeno global del cual no se admite ya discusión debido a las evidencias que cada vez son más notorias (eventos extremos con más frecuencia, extremos de temperatura, sequías, etc.), Así como el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), organismo de fiscalización y control de la actividad en Argentina, ha incorporado las adversidades agrometeorológicas y las consideraciones hacia olas de calor y otros fenómenos extremos en su metodología de cálculo de estimaciones de cosecha, los profesionales de la producción hace tiempo que hacen del monitoreo meteorológico una rutina indispensable y consideran el manejo adecuado de la información como un insumo clave para la producción. En su aplicación ha sido priorizada la adquisición de equipos de medición a campo, como pueden ser las estaciones meteorológicas pequeñas, para poder tener un control de lo que ocurre a nivel propiedad y para llevar un mejor monitoreo en eventos de heladas tardías. En otros casos, es muy frecuente la consulta de la información de referencia zonal y regional que puede brindar una red local, provincial o nacional (Servicio Meteorológico Nacional, INTA), hasta incluso trabajar con productos más específicos como los que ofrece la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) en su catálogo. La Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), siguiendo los objetivos del Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) al 2030, a través de proyectos llevados adelante por su unidad ejecutora de Investigación, Desarrollo e Innovación con el apoyo de cooperaciones técnicas con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Consejo Federal de Inversiones (CFI), generó un producto de alta calidad que era demandada por el sector desde hace muchos años: la Caracterización Edafoclimática, Geomorfológica y de Paisaje de las Regiones Vitivinícolas Argentinas. Un trabajo que demandó la dedicación de profesionales de referencia del INTA, Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, de las Universidades Nacionales de San Juan, Chilecito y Salta, y de CONICET, así como el aporte de otros organismos científicos y técnicos nacionales y provincial y de empresas privadas. Alojado en el sitio web del Observatorio Vitivinícola Argentino, este sitio web permite navegar un sistema de información geográfico en el cual se pueden consultar las distintas capas de información generadas, consultar y descargar los mapas, fichas de campo e informes que se deseen, lo que constituye un trabajo único en el mundo vitivinícola donde un país obtiene estos productos con una misma metodología para cada una de las zonas estudiadas. Continuando luego con la ambición de poder acercar al sector mayor información, más precisa y de interés, se realizó un relevamiento de la disponibilidad y cobertura de la información agrometeorológica que se encuentra en las regiones con vid cultivada y/o en sus zonas de cercanía, que permite a los actores del sector contar con esta precisión en la información que permite llevar adelante una campaña agrícola con mejores herramientas para la toma de decisiones. Es por lo que, alojado también en el sitio del Observatorio, se desarrolló un visualizador de información agrometeorológica que muestra las estaciones meteorológicas de diferentes organismos nacionales, provinciales y sectoriales (incluida la red instalada por el Programa de Apoyo a Pequeños Productores de COVIAR en Mendoza, San Juan y La Rioja). Allí se puede consultar la información generada de forma actualizada, con imágenes de topes nubosos del Servicio Meteorológico Nacional, y una alerta de condiciones predisponentes para las enfermedades criptogámicas más importantes del cultivo: oidio, peronóspora y botritis (podredumbre del racimo). Las decisiones productivas ya combinan elementos comerciales, de manejo de suelo-agua-planta, tecnológicas de viñedo y bodega, calidad de producto final, con información agroclimática y agrometeorológica. Esta información será cada vez más estratégica a la hora de realizar inversiones, de expandir zonas de cultivo, de llevar adelante con éxito una campaña agrícola y para promocionar los productos a los clientes. Hoy, invertir tiempo y dinero en información de esta índole ya no es marginal y meramente complementaria, es estratégico e inevitable para el crecimiento y la calidad productiva. El avance tecnológico, las múltiples aplicaciones de inteligencia artificial y de aprendizaje por máquinas (machine learning), junto a la robótica, plantean cada día mayores y mejores opciones hacia los pronósticos de corto, mediano y largo plazo en materia meteorológica y climática que va a acompañar la toma de decisiones.