La mayoría de las economías del G-20 alrededor del mundo han entrado efectivamente (o lo harán próximamente) a la zona roja de la recesión, empujados allí violentamente por la pandemia del coronavirus. Las columnas recientes de Wine Economist se han centrado en los impactos económicos directos de esta crisis del vino.
Esperamos que hayan encontrado útil el análisis al pensar en la situación actual. Los eventos se dan con tal rapidez que es difícil (sino imposible) mantenerse al día.
La columna de hoy retrocede y analiza un importante efecto colateral, el contagio de la economía, que necesita ser considerado. Acá hay unas breves encuestas sobre los impactos del vino de tres fuerza: tipos de cambio, actividad on-line y viajes y turismo.
El dólar también se levantaEl shock que generó la propagación del coronavirus a nivel mundial, produjo una carrera hacia la seguridad en los mercados financieros. Como en crisis pasadas, esto significa una demanda por dólares americanos y activos denominados en dólares, impulsada por una combinación de confianza en la economía y las políticas de EE.UU, una falta de confianza en otros actores económicos, o simplemente el deseo de una máxima liquidez. El factor de liquidez es realmente enorme en este momento.
El valor del dólar por tanto ha aumentado dramáticamente. La sabia decisión de la Reserva Federal de expandir las operaciones de intercambio de dólares con banco centrales extranjeros ha ayudado a reducir la escasez de dólares y ha aumentado la liquidez, pero los problemas fundamentales permanecen.
Un dólar más fuerte hace las importaciones más baratas para los compradores en EEUU y este hecho se convertirá en algo importante si el tipo de cambio persiste. El vino importado será relativamente más competitivo en cuanto a costos una vez que el panorama se aclare. Esto es una buena noticia para los consumidores, pero una mala noticia para los productores locales. Y las exportaciones de vino de EEUU, que se han convertido aún más importantes debido al superávit de vino nacional, serán más difíciles de vender debido al dólar fortalecido.
El vino a granel de Argentina es increíblemente barato para los compradores de EEUU y el dólar fuerte es parte de esta realidad. El peso argentino se comerciaba a 64 pesos por dólar la semana pasada, por ejemplo, comparado con los 42 pesos un año antes, lo que es un cambio dramático. Varios efectos además del coronavirus, lo que representa quizás un 25% de la depreciación de la moneda, están funcionando aquí.
El aumento del dólar ha erosionado el tipo de cambio respecto al Euro y la Libra Esterlina, pero el mayor impacto ha sido respecto de las monedas de los países emergentes. Esto es especialmente importante porque estos países obtienen préstamos en dólares estadounidenses, por lo que el costo de la deuda externa en términos de la moneda local se magnifica cuando el dólar se fortalece.
Frágil es la palabra que usaría para describir los mercados emergentes hoy. México, por ejemplo, enfrenta una potencial crisis sanitaria, una crisis económica porque depende de las exportaciones de petróleo, que han caído en valor dramáticamente, y algunos problemas tanto en deuda externa como local debido al dólar fuerte. Argentina enfrenta los mismos problemas, menos el problema vinculado a las exportaciones de petróleo, pero a niveles elevados.
Incluso si los países desarrollados logran estabilizar sus economías, lo cual intentan con políticas fiscales y monetarias realmente heroicas, la fragilidad de los mercados emergentes representa un riesgo a la estabilidad económica global.
El libro de texto dice que un aumento del dólar no es ni bueno ni malo…es un paquete de costos y beneficios en términos económicos, oportunidades y riesgos. Los riesgos tienen mi atención especial estos días, porque tenemos todo el riesgo económicos que podemos usar ahora mismo.
¿Existe alguna App para esto?
Lo llamo el “Efecto de Magnificación”. Cuando miremos hacia atrás la crisis del coronavirus en algunos años sospecho que una cosa que notaremos es que, aunque hayan surgido nuevas formas de negocios y tendencias en la sociedad, el mayor efecto fue magnificar y acelerar ciertos patrones que ya existían.
Las pantallas y las interacciones on-line ya eran un factor importante, especialmente en la gente joven que no puede recordar un mundo sin ellas. La mayor sustitución de las experiencias personales por las experiencias on-line ha sido alentado por el aislamiento debido al coronavirus.
Quienes vean películas, ¿volverán a cines repletos de gente cuando todo esto acabe? ¿O decidirán, incluso más que en el pasado, que las pantallas chicas están más que bien? Sospecho que quienes trabajan en la industria del deporte y el entretenimiento estarán viendo de cerca qué ocurre a continuación respecto a este tema.
Muchos consumidores habrán realizado su primera orden en tiendas on-line o de comidas para retirar en tienda durante el periodo del coronavirus. Algunos no lo harán nuevamente, pero otros decidirán que es una conveniencia que vale la pena y continuarán con este tipo de gastos.
Quienes compran en supermercados, ¿compran la misma cantidad de vino cuando lo hacen en la tienda versus la modalidad on-line? No he visto estadísticas de este tema, pero sospecho que la partida bajo formato on-line es menor. Los problemas regulatorios son culpables en ciertas áreas. Y la dificultad de poner la “experiencia del vino” on-line es otra.
¿Qué ocurre con el vino cuando la comida servida en un restaurante se mueve al formato entrega en casa? El comensal puede aún beber vino, pero es probable que sea un vino diferente y uno menos caro. Quizás es una copa de una caja en la heladera. Algunas bodegas dependen en gran medida de las ventas de restaurantes y esto será un problema para ellos y, por supuesto, los restaurantes enfrentan una caída en sus ventas y márgenes de ganancias.
Nadie se sorprende que las ventas de entrega en casa de Amazon hayan surgido durante el periodo de coronavirus. Si la hipótesis del “Efecto de Magnificación” es correcta, eso es solo la punta del iceberg y las ventas de vino se verán afectadas.
(No) en el camino otra vez
Alguno de los impactos económicos más serios de la crisis del coronavirus ha sido en el sector de viajes y hospedajes. Al menos una línea aérea internacional ha sido empujada a la quiebra y nadie se sorprenderá si hay otros negocios que comienzan a fallar. La situación se torna aun más oscura cuando se considera la cadena de suministro: sin vuelos, pedidos de aviones cancelados, proveedores de piezas y equipos, tanto grandes como pequeños, apretadores, etc. Los impactos serán amplios y profundos.
Los hoteles y restaurantes están cerrados o apenas mantienen las luces encendidas y, por supuesto, este sector también tiene su cadena de suministro que comienza con empleados directos y se extiende a todas las empresas (incluido el vino, obviamente) que suministran los bienes y servicios que se necesitan para la correcta operación de los mismos.
Y luego está la industria de los cruceros y su cadena de suministros.
¿Qué pasará con los aviones, trenes, barcos, hoteles, centros turísticos, restaurantes, centros de convenciones, etc., una vez que la crisis sanitaria haya pasado y la recesión siga su curso? Ciertamente habrá una recuperación, pero ¿será todo igual? ¿O las personas decidirán que no es realmente necesario moverse tanto, ni tan lejos, ni estar tanto tiempo expuesta a grandes multitudes?
¿Qué tan fuerte será el movimiento para volverse local en lugar de global y en línea versus en persona? Esas prácticas ya estaban aquí, aunque adoptadas de manera desigual en los diferentes sectores.
Al ver la situación desde mi posición como profesor universitario en recuperación, siento que este puede ser un momento crítico en algunos sectores. Muchos colegios y universidades, por ejemplo, han sustituido las clases en línea por enseñanza en persona durante el resto del año académico actual. Se supone que es un cambio temporal, solo hasta que la crisis del coronavirus haya terminado. Luego vuelve a la normalidad.
Pero si el aula en línea funciona razonablemente bien, ¿será posible volver por completo a las viejas prácticas? ¿O cambiará la naturaleza de la educación superior? Muchos programas de posgrado que he visto tenían componentes importantes en línea antes de que apareciera el coronavirus. Más adoptarán la tecnología ahora y es probable que se extienda por todo el entorno de la educación superior.
¿Esto lo cambia todo?
El vino puede no ser el sector más importante que se verá afectado por las tendencias locales / on-line, pero tendrá que adaptarse a ellas. El enoturismo se ha convertido en una industria importante, especialmente en la década desde el comienzo de la Gran Recesión. La Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT) patrocina reuniones anuales mundiales de enoturismo (la reunión del 2020 está programada para Alentejo, Portugal a finales de este año) que se centra en el enoturismo como una herramienta de desarrollo económico, así como un área comercial rentable.
¿Cuánto se verá afectado el enoturismo y las industrias asociadas si se reemplaza significativamente global y en persona por local y on-line? Demasiado pronto para poder decirlo, como la mayoría de las cosas sobre esta crisis. Pero resulta importante para monitorear.
Para leer el artículo original, escrito en inglés por Mike Veseth, haga click aquí.