¿Volviendo del abismo?
Informe de coyuntura del primer semestre de 2015
25 agosto, 2015
Analizamos los datos vigentes en la web del Observatorio Vitivinícola Argentino para trazar un panorama sobre la realidad de la vitivinicultura. Hay indicios que prometen tiempos de lenta recuperación.
La campaña 2014/15 será sin dudas recordada por muchos: condiciones de mercado adversas derivaron en una situación de deterioro de precios que llevaron al límite de la sostenibilidad a numerosos actores, al mismo tiempo que se acumuló un importante volumen de vinos en existencia.
Con los datos estadísticos disponibles en la web del Observatorio Vitivinícola Argentino haremos un repaso de los números y las perspectivas para la actual campaña 2015/16.
Empezamos con los datos básicos...
La cosecha 2015 alcanzó los 23,4 millones de quintales, esto es 11% menos que la cosecha 2014 y 13% inferior a una cosecha promedio en los últimos 10 años. Es decir, una vendimia moderadamente baja.
Profundizando un poco más el dato de la cosecha, la superficie implantada con vid en el país es de 227.070 hectáreas (INV 2015) y en lo que va de la década, el crecimiento apenas ha sumado el 4%. Si separamos este dato en "variedades básicas" o "varietales" en el país el primer grupo ronda el 30% mientras que las variedades de mayor calidad trepan al 70% del encepado.
Las variedades que más han ganado terreno en este tramo de década han sido previsiblemente las reconocidas a nivel internacional: Malbec, Cabernet Sauvignon. No tan previsiblemente, otro grupo que creció exponencialmente su participación es el de las llamadas "tintoreras" por su alto contenido de color no solo en la piel sino también en la pulpa. Este altísimo crecimiento, 20% en lo que va de la década, de todos modos se traduce en extensiones pequeñas: un poco menos de 4.000 hectáreas, destinadas principalmente a enriquecer el color de vinos en cortes.
¿Qué se cosechó y adónde?
Ya dicho que la cosecha 2015 fue menor en volumen al promedio de los últimos años y considerando entonces que el crecimiento en la superficie en los últimos años ha sido sumamente leve, y que encima este crecimiento se produce en variedades que por lo general no son de alto rendimiento, deben buscarse otras razones para la acumulación de excedentes que ponen en peligro la sostenibilidad de los actores.
A nivel regional, la cosecha en Mendoza fue 7% inferior a la de 2014, pero, por ejemplo, la principal variedad común, Criolla Grande, trepó su caída hasta el 25%, mientras que el Malbec cosechó 4% más que el año anterior. El Cabernet Sauvignon tuvo también un mal año con 25% menos y el emblema de los blancos, Chardonnay, cosechó 42% más que el año anterior.
Similar fue la situación en San Juan, donde la principal variedad común, Cereza, cosechó 20% menos, mientras que el Malbec tuvo una muy buena cosecha con un 27% más que el año anterior, tanto Syrah como Cabernet Sauvignon cosecharon aproximadamente lo mismo, y el Torrontés se desplomó el 31%.
¿Cómo se tradujeron estos volúmenes en precios en el mercado de uvas?
Volúmenes mermados en muchas de las variedades relevantes no necesariamente han resultado en mayores precios en esta cosecha. El volumen 25% menor de Criolla Grande en Mendoza, fue retribuido con un precio 45% inferior: $92 por quintal, contra los $167 del año anterior. Y en términos nominales.
Mejor suerte corrieron otras variedades de mayor calidad: en un promedio general de $378, las uvas tintas consiguieron 7% más en precios que el año anterior, las blancas con $249 consiguieron un aumento del 8%.
Si bien variedades como Cabernet Sauvignon y Chardonnay consiguieron aumentos superiores a la media (aproximadamente 14%), la variedad que mayor mejora de su precio consiguió fue Aspirant Bouchet con un 36%, constituyéndose con probabilidad, en la única que mejoró sus precios en términos reales (descontada la inflación del periodo). Debe, sin embargo, aclararse que el volumen que se transa de este producto es pequeño con respecto al resto.
[caption id="attachment_4142" align="alignnone" width="749"] Fuente: Observatorio Vitivinícola Argentino.[/caption]
La uva se cosecha y va hacia la bodega
Si bien el grueso de la cosecha se elabora en bodegas cercanas a las fincas, por cuestiones de logística e incluso sanitarias, al observar el origen y destino de las uvas se advierte un patrón: departamentos "exportadores" e "importadores" de uvas. Este traslado puede responder a razones como fincas propias de bodegas en distintas regiones, o a armar el mix necesario para el vino que se quiere elaborar.
En esta categoría, los departamentos que más "exportan" uvas (es decir que cosechan más de lo que elaboran sus bodegas) en este 2015 fueron los integrantes del Valle de Uco (que derivaron algo más de 500.000 quintales cada uno a otras regiones), Santa Rosa y Lavalle, con volúmenes todos similares.
En la otra vereda están los departamentos que "importan" uvas (es decir que elaboran más de lo que cosechan en sus fincas).Encontramos principalmente aquí a Maipú y San Martín, con una adición que promedió los 700.000 quintales cada uno a sus bodegas. Otros departamentos que trajeron uvas a sus bodegas fueron Luján de Cuyo, Guaymallén entre otros.
[caption id="attachment_4143" align="alignnone" width="693"] Fuente: Observatorio Vitivinícola Argentino.[/caption]
Pasando a la etapa de elaboración, los datos preliminares de 2015 informan de 13,35 millones de hl de vinos y 4,34 millones de hl de mostos. Comparados con el año anterior, los volúmenes son 12% menores en caso del vino y 7% para el mosto.
Repuntan los precios del traslado
Los precios que se registran en el mercado de traslado para vinos sin denominación varietal, no han corrido mejor suerte que la uva en lo que va de 2015.
Si comparamos con el mismo periodo del año anterior, el precio promedio de 2015 es sólo 2% inferior al de 2014, pero si lo abrimos por color, quien ha perdido es el vino blanco, el cual con $213 en promedio por hectolitro, ha caído el 14%. El vino tinto por su parte, ha ganado un 3% en valor, llegando a $290 por hl.
Sin embargo, si nos concentramos en la tendencia temporal, tras una constante caída durante 2014, que encontró su piso en enero de 2015, los precios han comenzado una senda ascendente,fuertemente influenciada por la recuperación en los decaídos precios de los vinos blancos. Los mismos han crecido un saludable 46% en los últimos 3 meses. El vino tinto por su parte, comenzó su recuperación antes, en marzo de este año, y desde entonces ha ganado 19% en valor.
[caption id="attachment_4144" align="alignnone" width="876"] Fuente: Observatorio Vitivinícola Argentino.[/caption]
¿Y qué sucede con los varietales?
Habiendo transcurrido un 2014 menos dramático que los vinos genéricos, en 2015 los vinos varietales han tenido un comportamiento poco definido: tras tres meses consecutivos de marcado crecimiento, en junio el promedio vuelve a caer. De todos modos, si se compara este primer semestre con el mismo periodo del año anterior, el resultado es positivo en 11%.
El principal varietal transado es el Malbec, que constituye el 45% del volumen que pasa por el mercado de traslado. Por lo tanto es de esperar que su comportamiento influya directamente en el promedio general.
A junio de 2015, el varietal insigne de nuestro país se cotizaba a $528 por Hl, un valor relativamente bajo respecto al pico registrado en mayo. En promedio, en el primer semestre de este año, el precio del Malbec creció 13% con respecto al mismo periodo del año anterior.
El segundo varietal en volumen transado en el mercado de traslado es el Cabernet Sauvignon, que en junio alcanzó los $475 por Hl, seguido por la Bonarda que consiguió $363. En este último caso, y escapando a la tendencia general, el crecimiento en precios ha sido sostenido, aunque moderado, que acumula un 3% en lo que va del año.
[caption id="attachment_4145" align="alignnone" width="832"] Fuente: Observatorio Vitivinícola Argentino.[/caption]
Por mientras el mosto
Diversos factores, que incluyen todos los que afectan al vino, pero se le suman problemas de demanda propias, han resultado en una época realmente mala para el mosto. Volúmenes mermados por la escasa inclinación de los bodegueros a elaborar este producto (que incluso incumplieron profundamente con el Acuerdo Mendoza San Juan), se correspondieron con precios constantemente a la baja.
En julio de 2015 se pagó por el mosto sulfitado un promedio de $137 por hl (valor levemente superior al del mes anterior). Comparando con los mismos 7 meses del año anterior, en 2015 la caída del precio promedia el 27%. Si se agregan las variaciones de todo el último año, la caída asciende al 37% (recordemos, en valores nominales). Para un mejor detalle de los conductores de cambios en este mercado, lea esta nota del Observatorio Vitivinícola Argentino sobre el jugo concentrado de uvas.
Y detrás de todo esta crisis, las existencias
Los últimos datos disponibles en nuestra web se remiten a junio de 2015 e informan de un volumen de 19,76 millones de hl, un valor levemente disminuido al altísimo de 2014. Cabe notar que este valor incluye vinos nuevos de la cosecha 2015 (recordemos: 13,35 millones de hl)
Este abultado volumen de existencias se viene construyendo gradualmente desde 2010, momento en que expectativas de una cosecha reducida hicieron subir explosivamente los precios en general de todos los productos vitivinícolas, para luego obligarlos a bajar cuando los volúmenes disponibles fueron mayores a los esperados.
A partir de entonces, y a pesar de un buen comportamiento de la demanda, que creció en 2012 y 2013, los volúmenes disponibles a fin de temporada siguieron subiendo, sobre todo en 2012 y 2014.
Estas existencias están preponderantemente conformadas por vinos sin mención varietal, (85% del stock al 30 de junio 2015). Con respecto al color, la distribución es aproximadamente 35% blancos - 65% tintos.
¿Y cuáles son las perspectivas de existencias para esta campaña?
La cosecha 2015, tal cual expresamos al comienzo, fue reducida, y esto ya es un factor favorable a la retracción de existencias. La implementación de políticas activas de reducción de volúmenes disponibles por parte del Gobierno de Mendoza puede haber tenido un impacto, aun no cuantificable con los datos disponibles.
Sin embargo, para que esto suceda en realidad, es importante que también la demanda colabore.
Los despachos al consumo (principal destino del vino argentino) vienen creciendo en este año, acumulando un 7% de aumento con respecto al mismo periodo del año anterior (suman 4,89 millones de hl en enero - junio). Esta recuperación en el mercado interno viene traccionada por el vino tinto que creció 11% en el mismo periodo (mientras que el blanco lo hizo en 2%), y por el volumen aportado por el 6% de crecimiento del vino sin mención varietal. El vino varietal también aportó un 12% de crecimiento (aunque sobre menores volúmenes).
Las exportaciones, por su parte, informan a junio de 2015, también un crecimiento en volumen que alcanza el 10%, con 1,44 millones de hl. Este volumen se compuso por un 82% de vinos varietales y 17% de vinos sin mención varietal. Con respecto al mismo periodo 2014, los vinos varietales vendieron 83.000 hl adicionales y los sin mención varietal 54.000 hl.
La tracción de esta mejora en volúmenes de las exportaciones son los vinos a granel, lo que explica también un escenario general de menores precios. En lo que va del año salieron sin envasar 455.000 hl (28% más que en el año anterior), mientras que fraccionados se vendieron 981.000 hl (+3%).
Conclusiones
Una serie de eventos encadenados fueron gradualmente gestando una de las más profundas crisis vitivinícolas, que tuvo su punto álgido en la campaña 2014-15. Volúmenes vendidos y precios deprimidos, excedentes al alza, levantaron voces de alerta en todo el país.
Si bien la situación en la presente campaña 2015-16 sigue en estado de emergencia, ciertas variables permiten prever un mejor año: existencias que se reducen, demanda que se reactiva, aunque en muchos casos los precios aún no responden lo suficiente al cambio de escenario, es de esperarse que al ir afianzándose esta situación, la mejora en los precios se acentúe también. No es aparente que la situación excedentaria se sustente en la estructura productiva, que hemos visto, prácticamente no ha crecido, ni en superficie ni en rendimientos.
De todos modos vale recordar que este proceso de mejora tiene un camino por delante: primero recuperarse en términos reales (igualarse a la inflación) para recién comenzar la senda del crecimiento real, necesaria para lograr condiciones de rentabilidad que permiten la continuidad en la actividad.