Mercado exterior
Argentina enfrenta el dilema de replantear su estrategia con el vino a granel
13 noviembre, 2013
Las exportaciones de graneles sirven para liberar presión en mercados con excedentes internos o, reasignando valor en el país de origen, incrementar ventas. ¿Argentina debe aprovecharlo como negocio de oportunidad o planificarlo estratégicamente?
Las bondades de las exportaciones de vinos a granel es tema de discusión frecuente entre los involucrados en el sector y estas opiniones pueden variar según sea el año en que se sitúa la discusión: años en que sobra vino, que el precio es bajo, que hay demanda internacional; o todo lo contrario.
Entonces, la pregunta esencial que surge es si ¿debe ser aprovechado por Argentina como un negocio de oportunidad o planificarlo estratégicamente?
Argentina se ha caracterizado por vender vinos a granel sólo en épocas en que grandes cosechas no han podido ser vendidas con éxito en otros mercados. Sin embargo, una mirada más neutral sobre el tema permite apreciar un cambio de tendencia en la composición y comportamiento de las ventas de este producto. Siguiendo una tendencia mundial, las ventas de vinos embotellados de segmentos populares se reemplazan por ventas del mismo vino, pero sin envasar.
El papel de Argentina
Las exportaciones de vino a granel argentinas, históricamente, han consistido en envíos de vinos blancos, genéricos (sin mención varietal), y frecuentemente en un segmento de precios bajo. Esto responde al comportamiento de exportadores del tipo "ocasional" o "válvula de escape" como veremos más adelante.
Coherente con ello, los volúmenes han sido errantes: en años de preocupante acumulación de stocks y aún más preocupantes bajos precios para bodegas trasladistas y productores, los litros derivados al mercado mundial han sido muchos. Tal es el caso del periodo 2006 - 2008, donde una serie de buenas cosechas consecutivas permitió la acumulación de stocks de vinos blancos, presionando a la baja el precio en el mercado de traslado, y abriendo la puerta para las exportaciones sin envasar.
En esa oportunidad, las salidas alcanzaron los 205 millones de litros como pico máximo en 2008, y el protagonista de esta buena época para los graneleros fue Rusia, que por sí sola se llevó 94 millones. En ese año las salidas a granel representaron casi el 50% del volumen total exportado de vinos por Argentina, pero sólo el 22% del valor FOB, según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino.
Los periodos 2002/2005 y 2009/2011 fueron años del ciclo contrario: cosechas más magras, stocks muy bajos (drenados ya por las salidas a granel), precios en alza. Es en estas épocas en que la opinión pública se replantea la bondad de las salidas masivas de vinos sin valor agregado local, el posible perjuicio a la imagen del país, y se resiente la lealtad o continuidad de los mercados, que buscan nuevos vendedores para cubrir sus necesidades.
El año 2012 aparece en números globales muy similar a lo sucedido en 2008: nuevamente las exportaciones de vino granel hacen pico, esta vez en torno a los 160 millones de litros y al 43% de las exportaciones totales. Sin embargo, un análisis más detallado saca a la luz grandes diferencias: en primer lugar la composición, en segundo lugar la evolución y en tercero la localización.
Mientras que en 2008 el 85% del vino fue genérico, en 2012 esta participación cayó al 60%: el restante 40% se compuso de vinos con mención varietal (y no muy sorprendentemente el varietal más exportado fue Malbec). Esta situación se viene repitiendo ya por más de tres años: desde 2009 las ventas de varietales ha ido ganando participación a los genéricos. Y por último, las importantes ventas de vinos a granel de 2012 no fueron a cubrir el masivo faltante de Rusia, ni la pérdida de cosecha de España, sino que se destinaron principalmente a Estados Unidos.
El panorama en 2013
La situación en 2013 se ha visto afectada por la constante pérdida de competitividad y los bajos precios internacionales generados por la recuperación de stocks vínicos de España y Chile, por lo que las ventas argentinas cayeron 38% en valor FOB y 35% en volumen (para el periodo enero - septiembre y con respecto a igual periodo del año anterior). Los 39 millones de litros vendidos hasta el momento siguen teniendo como destino principal a Estados Unidos, pero el volumen ha caído drásticamente a menos de la mitad de lo enviado el año anterior. Otro factor negativo fue la desaparición de las compras de Rusia, quienes volvieron a abastecerse del mucho más competitivo vino español.
Para ensombrecer un poco más la situación, los vinos varietales han perdido terreno, logrando este año 30% de participación (contra 43% que consiguió el año anterior).
Cómo funciona la demanda global
Tradicionalmente, los envíos sin envasar se limitaban a "vinos excedentarios", es decir los que no se podían colocar en el mercado interno por falta de demanda, por escasa calidad, o meramente por una cuestión de precios. Este volumen podía ser muy importante en años de grandes cosechas, y ser comprado por alguna otra potencia vitivinícola con la suerte reversa en volúmenes (por ejemplo España), o bien destinarse a países que se nutren del mercado de graneles, con el precio como consideración básica (el claro ejemplo de Rusia).
En la última década se ha desarrollado, con mayor fuerza en el mundo, el intercambio de vinos a granel de mayor calidad, varietales en muchos casos. Los principales propulsores de este cambio fueron, por un lado, los nuevos excedentes generados en los países del Nuevo Mundo, sobre todo de vinos tintos y varietales; y por el otro, los aumentos de costos de transporte (disfrazados de reclamos ecológicos) que forzaron a los países productores a resignar el fraccionamiento de sus vinos de segmentos medios-bajos, y trasladarlo al país de destino. Los ejemplos que podemos brindar aquí son los de Australia y Chile.
El impacto en precios internos de cada una de estas situaciones por supuesto no es la misma: en el primer caso estamos hablando de una válvula que se abre para liberar presión en los excedentes internos y se cierra cuando ya no es necesaria; mientras que en el segundo estamos ante una situación en que se resigna valor agregado en el país de origen a cambio de mantener o incrementar volúmenes de venta.
Quiénes son los principales jugadores
El mercado global de vinos a granel tiene una fuerte impronta regional, lo cual se deduce de la conveniencia para productos commodity de bajos costos de transporte. Si tomamos como valor referencial 2012, en todo el mundo se comercializaron casi 4 mil millones de litros de vinos a granel. El principal vendedor fue España, al igual que los cinco años anteriores, y por una distancia considerable (con 1 mil millones de litros vendidos, se quedó con el 26% del mercado).
El principal comprador mundial es Alemania, quien a su vez es provisto por Italia y España. Si consideramos el volumen mundial, el 32%, aproximadamente, se desarrolla como un mercado de traslado europeo (UE15), desde y hacia países productores, con llegada también a importantes centros de consumo, como puede ser Reino Unido.
El resto del mercado de vinos sin envasar tiene sus focos de atención en Estados Unidos (cobrando cada vez más relevancia); Rusia, país con altibajos en sus compras; en menor medida en China, donde los volúmenes que compra se han mantenido relativamente estables en los últimos años; y Canadá, país que ha incrementado en forma sostenida sus compras.
En este punto es conveniente aclarar otro aspecto sobre la demanda y es la oportunidad: los países que ofrecen y demandan vino a granel sobre la base de la necesidad de evacuar o complementar volúmenes constituyen un mercado de oportunidad, sin constancia ni fidelidad; mientras que quienes están comprando/vendiendo vinos de mayor calidad van construyendo permanencia en los mercados.
En este último grupo podemos incluir a Estados Unidos, el mercado que más ha crecido en los últimos cinco años, casi triplicando su volumen comprado. En 2012 sus importaciones alcanzaron casi 400 millones de litros, es decir, un 10% del mercado. Sus principales proveedores en este crecimiento fueron Argentina y Chile.
Mientras el primero se especializó en el envío de vinos blancos (75% del volumen en 2012), el 70% del vino que envió Chile a este mercado fue tinto. Los precios promedios que se pagaron a ambos fueron similares, con una leve ventaja para el país trasandino (USD 1,18 por litro vs USD 1,05 CIF).
Entre tres países, Argentina, Chile y Australia, proveyeron más del 70% a EEUU. El precio promedio al que se han transado estos volúmenes permite identificar vinos con una base de calidad diferenciada, y son muchos y conocidos los casos de bodegas locales que han empezado a enviar los mismos vinos que salían embotellados, sólo que ahora a granel, aun conservando la marca que se le agrega en el destino.
En la otra cara del negocio se sitúa Rusia, con sus 200 millones de litros en 2012. En el ranking mundial ocupa el 6° puesto y el 2° de países extra comunitarios (después de Estados Unidos). La trayectoria de sus compras ha sido poco constante, con subas, bajas y cambios de proveedores. Sin embargo, en el volumen global experimentó un abrupto aumento a partir de 2009.
Ese año, las compras que venían deprimidas por una profunda recesión, dieron un salto hasta ubicarse en 158 millones de litros y alcanzaron un pico en 2010 de casi 300 millones. El cambio en volumen vino de la mano del cambio de proveedores: hasta entonces Bulgaria era el principal, seguido de Argentina o España según el año, mientras que a partir de entonces España y Ucrania se constituyeron en las principales fuentes de vinos a granel a Rusia.
El crecimiento de España en este mercado fue notable, sin embargo 2012 encontró a este país con una reducida cosecha, precios más altos y las compras rusas se retrajeron considerablemente hasta llegar a 43 millones de litros. Los precios promedio a los que ha comprado Rusia se ubican en el orden de los USD 0,75 por litro (valor 20% superior al de 2011, y 40% superior al de 2010).
Los interrogantes del futuro
El cambio de rumbo de las exportaciones abre nuevos interrogantes sobre su impacto en la vitivinicultura argentina en general. El nivel actual de competitividad argentina no permite prever que en un futuro cercano puedan activarse nuevamente las salidas masivas de vinos de bajo precio a granel, lo cual también se sostiene por una estructura productiva que está mucho más cerca del equilibrio entre oferta y demanda, que de excedentes.
El auge del mercado del Jugo Concentrado de Uva (mosto) ha contribuido a proporcionar una salida comercial beneficiosa para las uvas que, de otra manera, se destinarían a vinos básicos.
Sin embargo, el futuro del mercado de graneles varietales presenta diferentes perspectivas. De continuar imponiéndose la exigencia de parte de los países compradores, aún resta preguntarse si la misma desventaja en términos de competitividad, que imposibilita la salida a bajos precios, es la que impulsa el reemplazo de vinos embotellados de segmentos inferiores por salidas a granel.
Para países como Chile, este tipo de negocios constituye una sólida puerta de entrada a mercados, y un equilibrio para su estructura productiva. Para Australia ha representado la mejor alternativa para sortear sus dificultades de competitividad derivadas de un dólar australiano muy fuerte y serios problemas de excedentes de varietales.
Resta definir cuál será la posición de Argentina al respecto; si es permanecer a la expectativa de oportunidades comerciales para aprovecharlas, o si es establecer una estrategia sectorial que defina el camino.