Desde 2013, Argentina lidera un ranking del que pocos países podrían enorgullecerse. Según datos de Euromonitor, en 2013 Argentina lideraba el consumo mundial per cápita de bebidas azucaradas con 131 litros por año. Luego, en 2015, consultoras privadas detallaban que el consumo de gaseosas en nuestro país había escalado a 137 litros por año y por persona.

Pero el dato es aún más contundente cuando lo analizamos en calorías consumidas. A la vez, en el Observatorio Vitivinícola Argentino nos propusimos comparar los aportes calóricos y nutricionales de las bebidas gaseosas y saborizadas, por un lado, y los del vino por otro.

A lo largo de un año, el aporte calórico per cápita total de las gaseosas es 55.000 calorías, mientras que las aguas saborizadas y jugos en polvo tienen un aporte calórico total de 4.800 y 700 calorías respectivamente. Esa carga de calorías es generada, en mayor medida, por azúcar. La suma de las tres bebidas sin alcohol analizadas indica un consumo de más de 60.000 calorías al año. Mientras que el vino aporta casi un tercio: 19.900 calorías.

En Argentina, en promedio, cada persona consume 13 kilos de azúcar a través de las gaseosas y 1 kilo por las aguas saborizadas. La suma de la categoría bebidas azucaradas da como resultado una ingesta anual de 14 kilos de azúcar por persona. En cambio, prácticamente no ingerimos azúcar cuando tomamos vino: sólo 0,2 kg.

Alimentos y bebidas

“El vino es un alimento”. Para algunos esta afirmación puede resultar confusa pero es una realidad. Tanto es así que en la Argentina está establecido por ley, ya que el Código Alimentario incluye al vino dentro de las “bebidas fermentadas”, lo que lo diferencia claramente de otras bebidas alcohólicas.

El vino comparte características nutricionales con los alimentos. Es decir, contiene proteínas, azúcares y vitaminas al igual que otros productos. Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, y su información sobre nutrientes de los alimentos y bebidas, el aporte de nutrientes del vino, gaseosa cola, agua saborizada y jugo en polvo es el siguiente:



Como se aprecia en el gráfico anterior, las gaseosas (en especial la bebida a base de cola) tienen más azúcar que el vino. La gaseosa tiene 165% más de azúcar que el vino rosado, 989% más que el vino blanco y 1.594% más que el vino tinto.

Si bien el vino aporta casi el doble de las calorías que las gaseosas, la mayor parte de las calorías que vienen del vino son proteínas y carbohidratos y no aporta grasa. En cambio, las calorías aportadas por las gaseosas son azúcares.

Calorías y azúcar

Una caloría es una unidad de energía alimenticia que se aplica a todos los alimentos. Grasas, carbohidratos y proteínas son los nutrientes más importantes que tienen los alimentos y la mayoría de ellos contiene, al menos, alguno de estos tres componentes.

Es posible analizar el aporte calórico de esos “macronutrientes” de la siguiente manera:

  • Grasa: tiene 9 calorías por gramo.

  • Proteína: tiene 5 calorías por gramo.

  • Carbohidrato: tiene 4 calorías por gramo.


Por otro lado, el azúcar es un carbohidrato simple que tiene 4 calorías por gramo.

¿Cuántas gaseosas tomamos los argentinos?

En 2015 se consumieron en Argentina más de 5.700 millones de litros de bebidas gaseosas, es decir, 137 litros por persona. Esto posiciona a la Argentina en el primer puesto de un ranking preocupante: el alto consumo de azúcar derivado de la ingesta bebidas gaseosas y aguas saborizadas.



En el caso de las gaseosas, cerca del 60% son colas, 25% son gaseosas lima-limón, 10% naranja, 5% de pomelo y el resto de diferentes sabores. En promedio, el 12% del total de las gaseosas consumidas, es de bajas calorías.

Demasiadas calorías

¿Por qué es preocupante que en Argentina que se consuman tantos litros de gaseosa, en términos de calorías? En primer lugar, por la gran cantidad de azúcar que los argentinos incorporamos a la dieta diaria. En segundo, por las características de la población, ya que las gaseosas y aguas saborizadas son consumidas especialmente por niños y adolescentes; mientras que el vino, ya desde la etiqueta y establecido por ley, impide la venta a menores de 18 años.



Como vimos antes, el aporte calórico total en un año de las gaseosas es 55.000 calorías mientras que el del vino es de 19.900 calorías. Por lo tanto, si una dieta diaria es de 2000 calorías, las gaseosas aportarían el equivalente a 28 días de ingesta calórica, derivada del azúcar, mientras que las calorías del vino alcanzarían para cubrir casi un tercio: 9,9 días.

Aún cuando el vino posee más calorías que las gaseosas, el consumo per cápita determina que el aporte calórico total del vino es sustancialmente menor que el de las gaseosas.

A la vez, en un año, los argentinos incorporamos a nuestro organismo 13 kilos de azúcar a través de las gaseosas, 1 kilo por las aguas saborizadas y una cantidad relativamente menor a partir de jugos en polvo. Al sumar el valor de estas tres bebidas, el consumo de azúcar supera los 14 kilos. Contrariamente, casi no ingerimos azúcar cuando bebemos vino: sólo 0,2 kg.



Beneficios del consumo de vino

El consumo moderado de vino implica beneficios para la salud comprobados científicamente. Los antioxidantes del vino, especialmente el resveratrol, tienen incidencia positiva en la prevención de enfermedades cardíacas. Junto a esto, hay evidencia que demuestra una correlación entre la copa de vino diaria, el buen funcionamiento cerebral y niveles deseados de colesterol “bueno”, entre muchos otros.

En 1991, el científico francés Serge Renaud afirmó en EEUU que el consumo moderado de vino podía reducir el riesgo de padecer enfermedades coronarias. Luego, científicos intentaron explicar los bajos índices de enfermedades coronarias registrados entre los franceses, a pesar de su dieta alta en grasas saturadas y dieron origen a lo que se denominaron “la paradoja francesa”. Para celebrar los 25 años desde su descubrimiento, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva organizó una jornada sobre Vino y Salud que estuvo a cargo Raúl Francisco Pastor, por Argentina; Dominique Lanzmann-Petithory, por Francia, y la moderación del Dr. Roberto Héctor Iermoli.

En agosto de este año (2017), un artículo publicado en Journal of the American College of Cardiology determinó que una copa de vino al día podría ayudar a las personas a vivir más tiempo. Investigadores de la Subdivisión Médica de la Universidad de Texas, el Instituto Capital de Pediatría de Beijing y la Universidad de Shandong en Jinan, China, recopilaron datos sobre 333.000 estadounidenses desde 1997 a 2009.

Durante esos ocho años, alrededor de 34.000 de los participantes murieron y los investigadores recopilaron datos sobre los mismos individuos para examinar la asociación entre los diferentes niveles de consumo de vino y el riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras causas.

Los resultados indican que, en comparación con los abstemios, aquellas personas que eran bebedoras moderadas tenían un riesgo reducido de mortalidad por todas las causas y, en particular, por enfermedades cardiovasculares.

El aporte antioxidante de los vinos argentinos

Una investigación financiada por el Fondo Vitivinícola Mendoza y realizada en 1999 por la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad de Buenos Aires, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y la Universidad de Glasgow, Escocia, determinó la capacidad antioxidante de los vinos argentinos comparada con vinos de otros países (Chile, Italia, Francia) y comprobó que el aporte de sustancias antioxidantes de los vinos argentinos -especialmente tintos- fue la mayor de la serie. El estudio fue publicado en los Annales de la Academia de Ciencias de New York, una de las publicaciones de mayor prestigio científico y académico, y de consulta mundial.