Las exportaciones vitivinícolas argentinas conviven con la paradoja de enfrentar vectores de competitividad adversos ante los países que lideran las ventas de vinos en el mundo y, a pesar de ello, ha logrado mantener los niveles de facturación gracias al incremento del precio promedio del litro de vino, razón que ha posicionado a Argentina como el cuarto país, detrás de Francia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, con el vino con mayor valor del mundo. Este informe toma como base los “Vectores de competitividad de la vitivinicultura argentina” desarrollados en el Capítulo 4 del libro presentado por la Corporación Vitivinícola Argentina “La vitivinicultura argentina en el mundo: equilibrio, crecimiento y desarrollo” e intenta responder, básicamente, una pregunta: ¿es sostenible la situación de las exportaciones vitivinícolas argentinas? A partir del análisis realizado desde una perspectiva de competitividad a nivel país, es posible identificar la capacidad que empresas, industrias o sectores tienen a la hora de colocar sus productos en los mercados internacionales y desarrollar estrategias compitiendo con empresas de otros países. Desde esa perspectiva, en un trabajo conjunto entre los equipos técnicos de la COVIAR y del Observatorio Vitivinícola Argentino, fue posible cuantificar las brechas existentes que debe soportar la vitivinicultura argentina con respecto a dos competidores: a) España, como uno de los principales actores en materia de comercio internacional del “Viejo Mundo”, que además viene mostrando un crecimiento importante en los principales mercados de destino y; b) Chile, principal exportador de los países del “Nuevo Mundo” que ya se posiciona en el cuarto lugar en el ranking de exportadores mundiales. Al analizar estas brechas que se observan en la comparación con los exportadores chilenos y españoles, es posible advertir efectos sobre el comercio internacional y, particularmente, en la posición relativa que las exportaciones argentinas han tenido respecto a esos dos países. Podemos advertir, además, que de mantenerse las condiciones observadas, las exportaciones argentinas enfrentan un escenario poco alentador no solo para crecer, sino para mantener los volúmenes exportados. En particular, los aranceles de importación de estos destinos, los costos de transporte terrestres y costos marítimos de los exportadores, las condiciones macroeconómicas que afectan la demanda y oferta de vinos y las estrategias de cada exportador, tienen un resultado en términos de comercio y eso puede ser evaluado observando el comportamiento de volúmenes exportados, las estrategias de precios y el valor de las exportaciones en cada destino. Efectos sobre el comercio Si evaluamos la participación que las exportaciones argentinas han tenido dentro del grupo conformado por España, Chile y Argentina, podemos ver que nuestros vinos (fraccionados y graneles) perdieron 3 puntos porcentuales de participación (pasaron de 9% en 2011 a 6% en 2016) motivada, principalmente, por la caída de las exportaciones a EEUU, primer destino y motor del crecimiento exportador del vino argentino. Chile, por su parte, aumentó la participación en el mismo período y pasó de 19% a 33%. Mientras que España también cedió terreno (siempre considerando en la comparación solamente a estos tres países) y pasó de una participación del 71% al 61%. La variable precio, a su vez, refleja en buena medida las condiciones de competitividad de cada uno de estos países. Con todo, Argentina ha tenido que seguir una política de precios crecientes que, desde luego, tiene un efecto sobre las cantidades. Efecto que, en el caso de Chile, ha tenido su fruto a partir de bajas sistemáticas en el precio promedio de exportación que hoy lo posicionan como cuarto exportador mundial. Lo propio ocurre con España que, a través de un mix exportador más sustentado en vinos a granel, se mantiene con precios promedio bajos que le permiten sostener sus exportaciones por encima de los 2.000 millones de litros. Como observamos en el gráfico siguiente, donde medimos el precio relativo del vino chileno y del vino español respecto al argentino, Chile vende, en promedio, a un precio 52% más bajo que Argentina. En tanto que España lo hace un 59% por debajo del valor de nuestros vinos. Esto responde, además de las condiciones de competitividad, al mix de productos exportados, es decir, vino fraccionado y vino a granel. Los mayores precios del vino argentino han permitido que la caída en el valor de las exportaciones no sea tan acentuada como el de las cantidades. Este comportamiento en el precio FOB de las exportaciones argentinas no hace más que explicar el intento de sustituir las condiciones de competitividad adversas a través de aumentos sistemáticos en los precios de exportación. Esos incrementos del valor del precio promedio del litro de vino han posicionado a Argentina como el cuarto país con mayores valores, detrás del líder, Francia, y de Nueva Zelanda y Estados Unidos, lo cual podría estar mostrando que nuestro país avanza hacia la premiumización (venta de vinos de mayor calidad). Sin embargo, y tomando en consideración el conjunto de factores competitivos que afectan al sector, es claro que las exportaciones argentinas enfrentan un escenario poco alentador no solo para crecer, sino para mantener los volúmenes exportados. Los incrementos de precios no pueden sostenerse indefinidamente. Existen límites a partir de los cuales las caídas en cantidades comienzan a ser cada vez más significativas.