La recuperación del mercado interno vitivinícola, causada por varios factores, entre los cuales se mencionan los nuevos hábitos del consumidor, hizo que el consumo interno se robusteciera un 6,58% a lo largo del año 2020. Al estar más tiempo en casa, con la pérdida forzada de ciertas rutinas fuera de ella que hicieron del hogar un espacio multifuncional: un poco hotel, un poco esparcimiento y restaurant, un lugar de encuentro en donde por qué no, consumir un vino en familia.



Así, en el mercado interno se consumieron 942.797.100 litros, dando como resultado que el canal off trade finalmente compensó la reducción de ventas por en canal on trade (restaurantes y hoteles básicamente). En cuanto a envase, la botella fuel el envase que más se vendió durante el atípico 2020, creciendo un 12,5% respecto de 2019, llegando a ser casi el 60% de las ventas del mercado doméstico.

También es importante destacar el crecimiento de las ventas en línea, estimando un incremento de este canal de ventas en los últimos 10 años de más del 50%. Hoy casi todas las bodegas tienen su sitio de ventas con promociones y descuentos y llegada puerta a puerta del consumidor.



¿Qué se puede esperar del 2021? ¿Se mantendrán estas tendencias en el consumo interno? El consumidor se viene renovando y la oferta también. La elaboración de vinos con uvas emblemáticas de la región es una tendencia en crecimiento. Si bien la uva malbec sigue liderando el podio (con casi 44.400 has. que representan casi un 21% de la superficie), las uvas criollas abarcan casi 1/3 de la superficie cultivada argentina, sumando entre las principales, una superficie de casi 68.000 hectáreas (32% del total).



Y el consumidor de vinos siente curiosidad por tomar vinos con impronta local, vinos “criollos”. Esto puede verse como un aprovechamiento sustentable de la oferta actual de uva, aprovechando los recursos existentes y utilizando creatividad e innovación elaborando nuevos vinos y productos.

Viendo lo que ha sucedido, ¿cuáles pueden ser los temas en agenda para las bodegas?

Prestar atención a los nuevos hábitos post pandemia. Si el consumo de vino se ha logrado recuperar, pensar en fortalecer estos nuevos canales de llegada al vino en casa:

  • Sitios de ventas por internet. Cada bodega va teniendo su sitio web con despachos puerta a puerta. Y las ofertas o promociones siguen a la orden del día.

  • La posibilidad de poder descorchar un vino en sitios gastronómicos también abre la posibilidad de que el consumidor elija qué vino consumir, cuándo y con quién.

  • Mantener inversiones en mejoras en la producción con planes de sustentabilidad y calidad de producto, ya que el consumidor (sobre todo a nivel mundial) cada vez mira más qué vino consume, sus orígenes, si se elabora con estándares sustentables y de calidad.

  • La tendencia de vino sin o bajo alcohol viene creciendo y aumenta la diversificación de productos a base de uva.

  • La mirada hacia afuera con un contexto mundial favorecido por el tipo de cambio, el aumento de consumo de vino en otras partes del mundo (movido también por el efecto pandemia) y la situación de los países competidores, puede favorecer el intercambio internacional de nuestros vinos.

  • Pensar en nuevos vinos, como los “criollos” también aumenta el espectro de oferta y va tentando a nuevos consumidores y recuperando algunos con ganas de consumir nuevas experiencias y vinos locales

  • Pensar que el enoturismo pueda sostenerse con el público interno – provincial si se llegaran a cerrar las fronteras – invita a quienes tienen oferta gastronómica y de hospedaje a pensar en este público objetivo. Un público diverso, que va desde parejas jóvenes, familias, grupo de amigos, que quieran aprovechar y conocer o seguir conociendo localmente bodegas o experiencias vitivinícolas. El desafío puede llegar a ser cómo la industria puede articular con las comunidades locales, el desarrollo de experiencias asociadas al consumo del vino y derivados.


En un contexto cada vez más “VICA” (volátil, incierto, cambiante y ambiguo) tanto los consumidores como los productores buscarán adaptar su consumo y su oferta. Por qué no encontrar placer en descorchar un vino en la terraza del propio hogar y disfrutar de ese momento. Y ahí radica el poder que tenemos como consumidores. También las bodegas y productores adaptándose a nueve formas de hacer vino. Se trata de sostener la producción, creativa y sustentablemente.