La industria vitivinícola mundial produce alrededor de 14 millones de toneladas de orujo cada año, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. En este informe describimos cinco innovaciones que tienen por finalidad reducir el impacto sobre el medioambiente de la actividad vitivinícola mediante la incorporación de soluciones trasformadoras para la valorización de residuos del sector y la contribución a una economía circular.

Los restos de sarmientos de la poda pueden sustituir al dióxido de azufre en la elaboración y conservación del vino

Un grupo de investigación del Rancho de la Merced del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) ha descubierto, tras más de cuatro años de trabajo, la dosis idónea de un extracto elaborado a partir del reciclaje de la madera de poda de vid. El extracto rico en estilbenos, unos compuestos bioactivos con actividad demostrada cardioprotectora y antienvejecimiento, entre otras muchas cualidades saludables, puede sustituir al dióxido de azufre, utilizado hasta ahora para la elaboración del vino y como sustancia conservante no tan beneficiosa para la salud.

El hallazgo más relevante consiste en que en el proceso de elaboración del vino, tras sustituir los sulfitos por el extracto de madera de poda conseguido, las propiedades de olor, sabor y apariencia del vino no se ven negativamente afectadas. Los parámetros de calidad no se alteran y la bebida mantiene las propiedades físico-químicas que debe tener para su consumo.



Sistema de gestión de efluentes con obtención de un fertilizante de alto valor añadido para viñedos

El proyecto está formado por un consorcio de ocho beneficiarios de tres países y 12 regiones vitivinícolas de la región SUDOE (sur de Francia, España y Portugal).

Este innovador sistema combina la digestión anaerobia y los humedales construidos para tratar el agua residual y lodo procedente de las bodegas, con los que se obtienen, como subproductos, agua para riego y un abono de potencial uso en viñedos. En la fase anaerobia se eliminan los sólidos y la materia orgánica; mientras que en el humedal el agua circula por un medio filtrante de arena donde, por acción de los microorganismos y la vegetación plantada se depuran estas aguas. Los lodos resultantes se almacenan en la superficie de un humedal construido y se estabilizan para que pueden ser empleados para fertilizar las viñas.

El sistema está siendo testeado en su formato piloto en una bodega que produce 400.000 litros al año de vino blanco y tiene una superficie de viñedo de 35 hectáreas. La idea es evaluar su funcionamiento tanto en campaña de vendimia, con altos picos de actividad y de residuos; como durante el resto del año. Gracias a su versatilidad puede ser adaptado a los requerimientos propios de cualquier tipo de bodegas aportando un ahorro estimado de un tercio respecto a la utilización de tratamientos convencionales.



Etiqueta elaborada con residuos de uva

El vino ecológico Granza luce etiquetas nuevas fabricadas con un papel ecológico. El papel de las etiquetas está elaborado con subproductos de uva, fundamentalmente orujo, es decir la piel, la pulpa y las pepitas de las uvas que se extraen tras el proceso de vinificación y destilación. Estos residuos reemplazan el 15% de pulpa de árbol virgen, de tal forma que se utiliza como materia prima natural para elaborar las etiquetas, que confiere a las mismas una textura y un aspecto muy distintivo.



Divisor de botellas

Huhtamaki La Rochelle en Francia ha creado en colaboración con Vitis Valorem, ubicado en Borgoña, un divisor de botellas a partir de sarmientos. Son 100% biodegradables, reciclables y están hechos de papel reciclado y polvo de tallos de vid.



Residuos de uva como ingrediente cosmético y alimentario

El grupo de investigadores de la Universidad de Nebraska-Lincoln quiere renovar la imagen de los residuos de uva como un recurso renovable, utilizándolo para producir antioxidantes, aceites de uva y fibras dietéticas para productos de salud. Incorporar el orujo para uso comercial es un golpe doble para los problemas de desperdicio de los enólogos ya que no solo podría aumentar el valor económico de la industria de la uva y el vino, sino que también podría minimizar la contaminación ambiental.

El equipo ha identificado tecnologías óptimas para extraer, separar e identificar nutrientes del orujo de uva, para luego usar esos nutrientes en productos comerciales. Las tecnologías también deben eliminar cualquier pesticida que se haya utilizado en las uvas.

Entre algunos de los usos del orujo encontramos el compost o fertilizante, como así también se han usado en suplementos dietéticos, productos farmacéuticos y cosméticos. Por último recientemente se ha comprobado que compuestos fenólicos provenientes del orujo han inhibido significativamente la oxidación de lípidos, extendiendo la vida útil de los alimentos grasos, especialmente cuando las muestras se expusieron a una temperatura cálida. Esto permitiría sustituir los antioxidantes artificiales con antioxidantes naturales provenientes de las uvas para un alimento de "etiqueta limpia" con ingredientes naturales.