Este trabajo desarrollado por el Observatorio Vitivinícola Argentino, la Corporación Vitivinícola Argentina, la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo y la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas, con la participación de la Bolsa de Comercio de Mendoza, pretende exponer el impacto que la industria vitivinícola argentina aporta a la economía de nuestro país. Para ello, las instituciones participantes se enfocaron en la cuantificación de las principales variables del valor agregado, el valor bruto de producción, el aporte impositivo y los ingresos por el turismo del vino que genera la cadena de valor vitivinícola. Los resultados de la actividad vitivinícola durante el año 2017 formarán parte de un extenso documento que será publicado pronto, pero aquí presentamos un resumen con los principales indicadores: Aporte de la vitivinicultura a la economía nacional
VARIABLE VALOR
Valor Bruto de Producción vino $ 72.096.628.539
Valor Agregado vino $ 36.773.368.338
Valor Agregado Producción de uva para vino $ 12.788.035.141
Valor Agregado Elaboración de vino $ 3.912.384.302
Valor Agregado Venta de vino[1] $ 7.095.555.758
Valor Agregado Comercialización de vino $ 12.977.393.137
Mano de obra vino $ 12.345.672.249
Insumos para la producción de uva para vinificar $ 3.034.393.723
                  Insumos físicos para la uva para vino $ 1.139.164.210
                  Agroquímicos $ 934.068.632
                  Maquinaria para la uva para vino $ 961.160.881
Insumos para la elaboración de vino $ 16.692.669.387
                  Uva $ 15.822.428.864
                  Insumos físicos para la elaboración de vino $ 521.573.067
                  Energía $ 104.951.751
                  Mantenimiento $ 243.715.705
Insumos para el fraccionamiento de vino $ 28.260.492.688
                  Vino $ 12.846.998.992
                  Envase $ 5.180.090.995
                  Tapón $ 2.194.571.827
                  Etiqueta $ 1.743.247.162
                  Cápsula $ 460.593.699
                  Cajas $ 4.060.286.679
                  Otros insumos $ 1.774.703.335
Valor Bruto de Producción jugo concentrado de uva $ 1.982.274.922
Valor Agregado jugo concentrado de uva $ 87.268.821
Insumos para jugo concentrado de uva $ 1.895.006.101
                  Uva $ 1.297.127.213
                  Otros insumos $ 597.878.887
Valor Bruto de Producción exportación pasa de uva $ 850.231.580
Valor Agregado exportación pasa de uva $ 709.352.670
Insumos exportación pasa de uva $ 140.878.910
Valor Bruto de Producción exportación uva de mesa $ 114.045.790
Valor Agregado exportación uva de mesa $ 49.049.898
Insumos exportación uva de mesa $ 64.995.892
Valor Bruto de Producción turismo del vino[2] $ 1.596.144.549
Valor Agregado turismo del Vino $ 934.746.428
Consumo intermedio turismo del vino $ 661.398.122
  Generación de la cadena de valor vitivinícola
VARIABLE VALOR
Cantidad de Viñedos 24.121
Superficie cultivada (hectáreas) 219.260
Cantidad de provincias productoras de uva 18
Cantidad de establecimientos vitivinícolas 831
Enoturistas/año 1.833.000
Aporte tributario Vino 4.401.529.123
Vino elaborado (litros) 1.173.716.200
Puestos de trabajo 385.000
Puestos de trabajo directos (empleo equivalente a dedicación plena)[3] 106.000
Puestos de trabajo indirectos 279.000
Ventas de vino en Argentina $ 58.054.750.378
Ventas de vino en Argentina (litros) 893.320.150
Consumo per cápita en Argentina (litros) 20,3
Exportaciones vitivinícolas  U$S 953.617.883
                  Exportaciones de vino  U$S 809.647.746
                  Exportaciones de jugo concentrado de uva  U$S 88.283.046
                  Ventas de uva en fresco U$S 6.340.538
                  Ventas de pasa de uva  U$S 49.346.553
Cantidad de países a los cuales se exportan productos vitivinícolas 122
  Valor agregado y los puntos importantes Para valorizar el impacto de la vitivinicultura en la economía argentina ha sido utilizado el método de valor agregado. Así, se estima que en 2017 la cadena de valor vitivinícola (vino, jugo concentrado de uva, pasas y uva de mesa) generó valor agregado por más 38.000 millones de pesos. Aproximadamente, un tercio de ese valor lo aportó la producción de uva para vinificar (12.800 millones de pesos). Es importante resaltar esto ya que refuerza la idea acerca de la capacidad de generación de riqueza que tiene la producción primaria, aportando casi el mismo monto de valor agregado que la etapa de comercialización de vino (13.000 millones de pesos). Por su magnitud, el fraccionamiento y la elaboración de vino en conjunto aportan 1 de cada 3 pesos de valor agregado y es llamativo que, el turismo del vino, a pesar de ser una actividad incipiente en relación a las actividades productivas, genera valor agregado por sobre la uva de mesa y la pasa de uva. La estimación por hectárea indica un valor de 170.000 pesos por hectárea que se distribuye en las 18 provincias del país en las cuales se desarrolla la vitivinicultura. Es decir que, de una hectárea de vid se produjo en 2017 riqueza por 170.000 pesos a partir de la uva, vino, jugo de uva, pasa de uva, uva de mesa y turismo. La cadena vitivinícola es una gran demandante de insumos, esto se advierte con claridad en el fraccionamiento de vino ya que allí la demanda de insumos secos significó más de 15.000 millones de pesos en 2017. Una mención especial merece la generación de la mano de obra ya que, en promedio, el 30% del valor agregado generado en la venta de vino es mano de obra, siendo en algunos casos, como en la producción de uva para vinificar, de alrededor del 70% del valor agregado. Sin dudas este es un valor importante. La comparación de las variables macroeconómicas indica que la cadena vitivinícola representó en 2017 aproximadamente el 0,4% del producto bruto interno argentino. Si bien este valor parece bajo, cuando se considera que la superficie de Argentina es de aproximadamente 2,8 millones de km2, se advierte que la vitivinicultura se desarrolla en el 0,1% de la superficie del país. Es decir que nos encontramos ante una actividad con distribución territorial (18 provincias) que ocupa el 0,1% de la superficie nacional y que multiplica por 4 su participación en el PBI nacional en relación a la superficie que ocupa. Entonces, la conclusión es contundente: amplia distribución territorial, poco espacio, alto valor agregado. Cuando se compara el valor agregado vitivinícola en relación al valor agregado de la industria manufacturera nacional el porcentaje alcanza el 3%. Finalmente, al considerar dentro de la industria manufacturera el valor agregado de productos alimenticios y bebidas, la vitivinicultura significa el 10%, es decir que 10 pesos de cada 100 pesos generados por la industrias alimenticia del país corresponden a la cadena vitivinícola. Esto muestra que a medida que la relación de la uva como cadena se compara con industrias de mayor valor agregado, su peso aumenta marcando una vez más esta característica que la distingue respecto a otros productos. El aporte impositivo de la industria vitivinícola Parte del estudió determinó la carga impositiva que soporta el sector vitivinícola de Argentina, definiendo como tal la relación entre el total de impuestos que tributa y el excedente de explotación empresario. Se buscó determinar en cada una de las simulaciones realizadas cuál sería el resultado de la explotación si no hubieran impuestos y cómo se “reparte” este monto entre pago de impuestos y excedente para el empresario, es decir, que parte del resultado “puro” de la explotación (sin impuestos) quedan en manos del Estado y qué parte queda en manos del empresario del sector. La carga impositiva nominal sobre la empresa se obtiene por diferencia entre los resultados “con” y “sin” impuestos, que representa precisamente la diferencia de excedente que tendría el empresario si se le quitaran todos los impuestos existentes. Fueron obtenidos dos indicadores de carga impositiva: el indicador tradicional (señalado como Ci1) que relaciona la carga nominal con los ingresos por ventas y otro indicador, conceptualmente más riguroso y adecuado (señalado como Ci2) que relaciona la carga nominal con el excedente de explotación (remuneración al empresario). Así se pudo advertir que en el caso de una bodega pequeña (1 millón de litros aproximadamente) los impuestos significan 63% del excedente de explotación mientras que en una bodega grande (10 millones de litros aproximadamente) el valor sube al 65%, la estimación para el sector en su conjunto indica un 58%. En la actividad primaria, la carga impositiva sobre el excedente implica 43% para una finca pequeña (100.000 quintales), es decir que 43% del excedente de explotación se utiliza para pagar impuestos. En una finca más grande el porcentaje es similar. La vitivinicultura argentina aportó tributariamente al fisco en 2017 poco más de 4.400 millones pesos y generó 385 mil puestos de trabajo (los directos, es decir, empleo equivalente a dedicación plena, fueron 106 mil y los puestos de trabajo indidirectos totalizaron 279 mil). La industria vitivinícola vendió casi 900 millones de litros de vino en el mercado doméstico, lo que significó una facturación de más de 58.000 millones de pesos y cerró el año con un consumo per cápita de 20,3 litros. A su vez, en el exterior, Argentina vendió sus productos vitivinícolas (vino, jugo concentrado de uva, pasas y uva en fresco) poco más de 953 millones de dólares en 122 países. Algunas consideraciones metodológicas Para la medición de estos indicadores se han considerado conceptos económicos, entre ellos el valor bruto de producción, es decir, es el valor de todos los bienes y servicios obtenidos por un sector de actividad. Por ejemplo, el concepto “Valor Bruto de Producción vino” significa la valorización de la venta de vino[4] a precios básicos. Al mismo tiempo, el valor bruto de producción es la suma del consumo intermedio y el valor agregado. Cuando se refiere a consumo intermedio se hace referencia al costo de los insumos necesarios para producir esos bienes y servicios, en el caso del ejemplo, se hace mención al costo de la uva, botella, cajas, energía, entre otros. El valor agregado equivale a los pagos a factores de producción, es decir, la retribución a quienes transforman esos insumos o bienes y servicios intermedios en un nuevo bien. El valor agregado está compuesto por la remuneración a la mano de obra, el consumo de capital fijo, las amortizaciones de capital, los impuestos a la producción netos de los subsidios correspondientes y el excedente de explotación. No obstante, en este Estudio se ha dividido al valor agregado, para simplificar los cálculos, en dos componentes: remuneración a la mano de obra y excedente de explotación, incluyéndose dentro de este último el resto de los pagos a los demás factores. [1] Incluye venta de vino en el mercado interno y externo, granel y fraccionado. [2] Este dato se estimó para el año 2016 ya que no había información disponible para 2017 al momento de la confección del informe. La misma aclaración vale para Valor agregado y Consumo intermedio. [3] Incluye vino, jugo de uva, uva de mesa y pasa de uva. No incluye turismo del vino [4] Incluye venta de vino en bodega en el mercado interno y exportación en precio FOB de vino fraccionado y granel.