En 2013, los gobiernos de la Unión Europea (UE) encargaron a la Comisión Europea que iniciara negociaciones con Japón para avanzar en un acuerdo de “partenariado” económico.

El 6 de julio de este año (2017), la UE y Japón llegaron a un principio de acuerdo sobre los elementos fundamentales del tratado y el 8 de diciembre pasado finalizó la redacción del texto legal. Resta que el mismo sea aprobado por el parlamento europeo y los estados miembros para que entre vigencia, lo que se calcula sucederá en 2019

El Acuerdo de Asociación Económica eliminará la gran mayoría de los 1.000 millones de euros de los derechos pagados anualmente por las empresas de la UE que exportan a Japón, así como una serie de barreras regulatorias de larga data. También abrirá el mercado japonés de 127 millones de consumidores a las principales exportaciones agrícolas de la UE y aumentará las oportunidades de exportación de otros sectores.

En lo que respecta específicamente al vino, el acuerdo permitirá reducir a 0 los aranceles que pagan en el mercado japonés, y que actualmente son del 15% en promedio. Otro punto importante es la inclusión de las indicaciones geográficas protegidas. Por último, el acuerdo reconoce también una serie de prácticas enológicas actualmente utilizadas por los vinos de la UE y reconocidas a nivel internacional por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), lo que contribuirá a eliminar algunas barreras técnicas existentes.

Japón es actualmente la cuarta economía más rica del mundo y el segundo mayor socio comercial de la UE en Asia. De los 920.572.000 de dólares que importó de vino fraccionado en 2016, el 67% correspondió a vino proveniente de la UE. Francia es el principal proveedor pero su participación ha ido disminuyendo en los últimos 10 años, pasando del 60% en 2007 al 43% en 2016. En general, la cuota de mercado de los vinos europeos ha ido descendiendo en los últimos años en favor de otros países competidores que se han beneficiado de la falta de aranceles en virtud de acuerdos comerciales con el país nipón. El caso más evidente es el de Chile que posee un acuerdo semejante desde el año 2007, permitiendo que las exportaciones pasaran de U$S 35 millones en 2007 a U$S 145 millones en 2016.