Mercado externo
Tipo de cambio e inflación nos separan aún más de Australia y Chile
27 octubre, 2016
Las condiciones macroeconómicas de inflación y tipo de cambio, aunque no son las únicas, juegan un rol preponderante en el comportamiento de las exportaciones vitivinícolas. Realizamos una breve comparación del desempeño y condiciones macroeconómicas de Argentina, Australia y Chile.
Es claro que si la industria vitivinícola argentina compitiera en condiciones macroeconómicas de tipo de cambio e inflación domésticas similares a la de países competidores como Chile o Australia, podría retomar la senda de crecimiento que mostró hasta el año 2010, ganando mercados y contribuyendo a mejorar las condiciones hacia el interior de la cadena.
Aunque los costos de logística, las acciones de promoción, los costos de transporte, las estrategias de competidores y las barreras arancelarias y paraarancelarias, además de los acuerdos logrados entre países, entre otras, se suman a las fortalezas y debilidades de cada competidor, aquí pondremos el foco solamente en dos variables: tipo de cambio e inflación.
Una vez más, el tipo de cambio es mirado desde el sector exportador de la vitivinicultura con cierta preocupación dada la presión que la inflación ejerce sobre los costos domésticos. Como hemos sostenido en artículos anteriores, mirar solo el tipo de cambio no es suficiente para comparase con países competidores como Chile o Australia, no obstante es una variable de relevancia a la hora de analizar el desempeño de la industria y amerita focalizarse en su comportamiento dado que sus variaciones configuran las condiciones de competitividad entre países, mejorando o empeorando sus posibilidades de comerciar y de ganar participación de mercado respeto al resto.
Entre enero de 2015 y setiembre de 2016 Argentina devaluó su moneda en un 75% contra un 7% de devaluación del dólar australiano e igual porcentaje de devaluación del peso chileno en el mismo período países que muestran un comportamiento prácticamente idéntico en materia cambiaria.
[caption id="attachment_13457" align="alignnone" width="682"] Fuente: Elaboración Observatorio Vitivinícola Argentino en base a datos de Oanda.[/caption]
Esta situación que aparece como una ventaja para los exportadores argentinos cambia sustancialmente cuando se toma en consideración además la evolución de la tasa de inflación en cada uno de estas economías.
Chile acumula en este período un 5,8% de inflación (enero 2015 a setiembre 2016) en tanto que en Australia fue de 4,8%. Es decir que más allá de la política de precios que cada uno de estos países lleva adelante, la estabilidad en las condiciones macroeconómicas de Chile y Australia les mejora su condición competitiva ya que en ambos casos los tipos de cambio de sus respectivas monedas han tenido incrementos mayores a los aumentos de precios que se han producido en sus economías domésticas, situación significativamente distinta en nuestro país, donde la inflación en el período enero 2015 a septiembre 2016 excede el 70% de incremento del tipo de cambio nominal verificado en ese mismo lapso de tiempo con el agravante de que ya en enero de 2015 la relación tipo de cambio/inflación se encontraba sumamente deteriorada.
En 2015, la industria vitivinícola australiana creció en los volúmenes exportados casi un 4% alcanzando un total de 731 millones de litros y tuvo una facturación de U$S 1.565 millones. En los 731 millones de litros exportados predominan las exportaciones de vino a granel (57% - 409 millones de litros) sobre el embotellado (43% - 314 millones de litros).
Chile, por su parte, exporta unos 600 millones de litros que implican U$S 1.800 millones de facturación y presenta en el primer semestre de 2016 una caída en el orden del 1,4% del valor FOB de sus exportaciones.
En tanto que Argentina exportó durante el año 2015 unos 267 millones de litros (1,8% más que en 2014), pero disminuyó la facturación total en 2,17% llegando a un valor FOB total de U$S 819 millones como consecuencia de menores precios promedios FOB.
El comportamiento exportador de estos países, en donde existe estabilidad macroeconómica y no se observa un desempeño significativamente distinto al de Argentina, muestra claramente que si los vinos argentinos compitieran en condiciones macroeconómicas de tipo de cambio e inflación doméstica similares a la de estos países competidores, podría retomar la senda de crecimiento que mostró hasta el año 2010, ganando mercados y contribuyendo a mejorar las condiciones hacia el interior de la cadena.