El 65% de los habitantes estadounidenses consume bebidas alcohólicas y, dentro de ellas, la cerveza resulta ser la preferida. Así lo destaca una encuesta de la consultora Gallup que señala que el 43% de los consumidores de alcohol declararon que la cerveza es su bebida favorita, 32% prefieren el vino y un 20% se inclina por los licores. Con 2 puntos porcentuales superiores al año 2014, la preferencia por la cerveza se está acercando a los records históricos de la década del 90, donde casi la mitad de la población la prefería por sobre el resto de las bebidas. En varios puntos desde 2005, el vino y la cerveza pelearon cabeza a cabeza como la bebida alcohólica preferida, pero en los últimos tres años la cerveza se ha mantenido firmemente como la opción favorita. grafico-1 Las diferencias de preferencias por género se han mantenido con leves modificaciones. Así, para el 50% de las mujeres, el vino resulta ser la bebida favorita, seguida con idénticas proporciones (23%) por la cerveza y los licores. Por su parte, el 54% de los varones elige la cerveza, el 22% prefiere los licores y por último un 18% elige al vino como su mejor opción. grafico-1 El consumo de bebidas alcohólicas varía según los ingresos El consumo de alcohol varía marcadamente entre los diferentes grupos de ingresos. Entre 2010 y 2016, el 79% de los estadounidenses de mayores ingresos declaró que tienen ocasión de beber alcohol, en comparación con el 63% de los estadounidenses de ingresos medios y el 49% de los de bajos ingresos.   grafico-2 Conclusiones El consumo de alcohol continúa siendo un importante pasatiempo para los estadounidenses. Para 2 de casi 3 ciudadanos que beben alcohol, la cerveza es la bebida favorita. Sin embarg,o si se analiza por género, las mujeres siguen prefiriendo al vino. Un estudio realizado por la Universidad de Texas, en Austin, en el año 2015, reveló que las publicidades previniendo el consumo de alcohol han aumentado un 400% en las últimas cuatro décadas. Este incremento en la venta de publicidad podría, en parte, explicar la falta de crecimiento en el porcentaje de estadounidenses que beben alcohol y la estabilidad de su bebida preferida de elección. De esta manera, los productores de bebidas alcohólicas deben competir con un número cada vez mayor de productores y una población de bebedores que, en lugar de expandirse, se ha mantenido relativamente constante durante décadas.