Por: Martí1, L.; Lipinski1, V.; Venier1, M.; Filippini1, M.F.; Bermejillo1, A.; Cónsoli1, D.; Valdés1, A.; Michelletti1, A.; Lobato1, A.; Bruno, P. Cátedra de 1 Química Agrícola, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Cuyo. Almirante Brown 500 (5505) - Chacras de Coria, Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina. El Boro, micronutriente esencial para las plantas, puede presentar deficiencias o toxicidades en la mayoría de los cultivos. En aguas de riego, niveles elevados limitan su uso agrícola debido a que muchos cultivos evidencian problemas de toxicidad a una concentración cercana a 3 mgL-1.; por el contrario, bajos niveles de B, no aportarían cantidades suficientes para cultivos exigentes. En la vid el B posee baja movilidad y más del 90% del mismo se encuentra en las paredes celulares. Su déficit ocasiona  problemas de fecundación, denominados millerandage y corrimiento, disminuyendo notablemente  producción y calidad. Con el objeto de estimar el potencial aporte de B a través del riego, se han monitoreado sus niveles en aguas durante dos temporadas; se han  asociado con las necesidades del cultivo, los contenidos tisulares y de los suelos correspondientes. Se seleccionaron quince propiedades situadas en la zona Este y en el Valle de Uco de Mendoza, cultivadas con Malbec. Se determinó el B por el método colorimétrico de la azometina, en las aguas de riego, en el suelo a dos profundidades, en pecíolos (primavera - plena floración) y en hoja entera (verano - fin de envero). En los resultados se han detectado bajos valores de B en las aguas superficiales de la zona Este  con 0,238 mg L-1 y subterráneas 0,249 mg L-1. En Valle de Uco presentan 0,410 mg L-1 y 0,40 mg L-1  respectivamente. La media general es 0,327 mg L-1. En los extractos a saturación de suelos, el B soluble presentó concentraciones bajas, de 0,288 y 0,332 mg L-1 con una media general de 0,31 mg L-1. En análisis tisulares de la primera temporada prevalecen los niveles bajos en primavera y verano, siendo menores o cercanos a los límites inferiores de normalidad (30 mg kg-1). Los valores obtenidos  confirman  que las aguas de riego estudiadas aportan B en cantidades deficientes para las necesidades del cultivo, lo que sumado a los bajos contenidos en los suelos  permiten afirmar que el balance del B es negativo en las zonas de estudio, siendo recomendable su aplicación en forma preventiva.