Como uno de los factores fundamentales del "terroir" vitivinícola, el clima afecta de manera considerable a las características fisiológicas y agronómicas de la vid (rendimiento, composición de las uvas, vinos u otros productos no fermentados de la vid) y la calidad final de sus productos.
Por tanto, el estudio de la variabilidad del clima resulta fundamental para adaptar las técnicas a los cambios que se hayan observado o que se vayan a producir si se desea mantener las principales características de los productos obtenidos. Las regiones vitivinícolas padecen los efectos de las variaciones climáticas en términos temporales y espaciales diferentes. La resolución OIV-VITI 423-2012 sobre la zonificación vitivinícola a nivel del clima detalla con precisión las herramientas que se requieren para realizar un análisis espacial y temporal de las condiciones climáticas y para proceder a la clasificación de los climas. En la presente resolución, se establece la metodología para el estudio de la variabilidad climática hasta la actualidad y en el marco de diferentes escenarios futuros. Esta permite evaluar los efectos del cambio climático en vitivinicultura y las eventuales consecuencias sobre las características de los vinos y/o de otros productos de la vid.
Con el fin de evaluar la repercusión de las modificaciones del cambio climático de las décadas pasadas en la vitivinicultura mundial y de valorar los pronósticos para mediados y fines del siglo XXI, la OIV ha establecido una metodología y varios criterios, para que las valoraciones científicas se adapten al sector de la vitivinicultura y sean lo más precisas posible, antes de proponer estrategias para la adaptación a los cambios presentes y futuros.